HISTORIA NARRATIVA
(historia traducida del tehuelche)
Era un día oscuro y con niebla que no se conseguía ver nada
más que cinco kilómetros.Salgo de mi casa y me despido de mis dos hijas. Cojo
la lanza para pescar y me despido de ellas con una mano en la distancia, con una
mano. Me junto a un grupo de hombres.Somos un grupo de cinco hombres que vamos
siempre a pescar por las mañanas.
Vamos andando lentamente disfrutando de la fría y leve
brisa.Llegamos al cabo y se ve de una manera borrosa la casa del viejo Itatí.
Él tiene una vieja cabaña junto a las rocas de la playa. Entramos como todas
las mañanas y empezamos a beber la infusión que siempre prepara un tiempo antes
que lleguemos.Nos sentamos en el suelo de la cabaña y empezamos a hablar cómo
estaba el día y como nos iba a perjudicar en este día de pesca.
Salimos fuera y nos sentamos en las rocas esperando que algo
sucediese en la caña de pesca.Nos quedamos horas esperando y dije al chico más
joven que fuese a buscar otros lugares mejores para pescar. Después de algún tiempo,
el chico llega corriendo gritando “Han llegado unos pequeños hombres con trajes
de hierro y con armas más grandes y las poderosas que las nuestras.Creo que son
Dioses como los que dijo la vieja Camusu el otro día.¡Están aquí para
juzgarnos!” Sorprendidos por sus palabras, voy hacía él y coloco mis manos
encima de sus hombros y le digo “Entonces, si son Dioses, no los vamos a querer
enfadar ¿a que no? Recuerda que Camusu dijo que los dioses tienen siempre un
destino para nosotros y ellos son los que lo deciden. No te preocupes, somos un
buen pueblo y ellos lo verán y si no lo ven, no son dioses justos.”Poniendo una
sonrisa de oreja a oreja, se gira y mira al del fin del mundo y dice “¿Y qué
pasará si no deciden ser justos?” y gira su cabeza. Mirándole fijamente le digo
“Espero que lo sean”.
Empezamos a ir adonde el chico dijo que vio a los dioses.
Empecé a sentir dentro de mi un sentimiento de tristeza y preocupación pensando
que las cosas que hacíamos todos los días, no las podríamos volver a hacer. Quería
creer que los dioses iban a ser justos, pero en el fondo, sabía que no
pasaría.Llegamos a una zona menos rocosa y siento en mi cara gotas de agua
salada.Bajamos con cuidado y llegamos a la parte que tiene arena. Veo un hombre
pequeño en una armadura de hierro, fuerte y blanco. Nos mira con una cara
extraña y coloca un palo de madera con una tela
con rayas amarillas y rojas.Empieza a hablarnos en una lengua extraña.
Empiezan a aparecer más hombres por detrás mirándonos como si hubieran visto un
fantasma.De repente, varios de los hombres nos apuntan con unos instrumentos
afilados hechos de hierro. Hay hombre que aparece desde atrás, que parece ser
su jefe, parece que les está diciendo que se calmen.Nos dice “Llevadnos a
vuestro jefe” Por lo visto conoce nuestra lengua y la habla con fluidez. “¿Cuál
es tu nombre?”Le pregunto.“Fernando de Magallanes” responde mirándome con una
cara amigable. Le sonrío y le digo que me siga.
FIN
Muy buen comentario y buentrabajo
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