LA BATALLA DE MACTÁN
Santiago Coca y Rodrigo Gregores
4º ESO C
Lapu-Lapu estaba dormitando cuando empezó a oír los
pasos frenéticos de hombres excitados y un murmullo que más tarde se convirtió
en un griterío. Cuando su consejero entró por la puerta, ya se había vestido la
armadura de cuero, tenía ajustada la espada a la cintura y también ya se había
cambiado sus zapatillas por sus zapatos de guerra...
Salieron de la cabaña a buscar los caballos y
siguieron por el camino hasta la playa, con nubes de polvo arremolinándose a su
alrededor. Cuando llegaron a esta, Lapu-Lapu desmontó del caballo y se dirigió
al frente. A unos escasos 200 metros se veían las imponentes naos españolas,
las cuales no conseguían atravesar la barrera de coral que rodeaba la playa.
Estaban ya todos los preparados para empezar lo que se
suponía el inicio de una batalla entre los nativos y los indios. Los españoles
bajaron en botes, aunque eso limitaba la cantidad de hombres que podían llevar.
Tras algún tiempo intentando llegar a la playa, los españoles finalmente lo
consiguieron. Tras ese suceso uno de los soldados españoles cometió la
imprudencia de tirar una flecha incendiada a las casas cercanas que prendieron
al instante.
-Al ataque -gritó Lapu-Lapu, orden que fue repetida a
gritos por su consejero y por el resto de los soldados.
El grupo de españoles, aproximadamente unas cinco
decenas, se vio envuelto en cuestión de instantes por todos los lados por
indígenas enfurecidos. Tras algunos minutos de sangrienta masacre, el que iba
encabezando el grupo pareció darse cuenta de la imposibilidad de una victoria
en aquella batalla y ordenó la retirada, no sin antes destacar un grupo de
hombres para aguantar los indígenas, entre los cuales estaba él mismo.
El español soltó un gruñido y languideció. Alcanzó a lanzar una última mirada por encima del hombro, una mezcla entre miedo y paz. Y entonces se desplomó, creando olas diminutas. En el agua un hilo de sangre ascendió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario