miércoles, 27 de febrero de 2019

EL REENCUENTRO


EL REENCUENTRO


Año 1521, Sevilla


Pedro González estaba saliendo del barco cuando vio entre la multitud la zona donde estaban las familias de los marineros. Lo que esas familias no sabían era que de los doscientos hombres que habían partido hacía dos años, sólo 16 hombres habían vuelto.


Pedro no veía a su familia y se apresuró a encontrarla.

Su hija Dorotea y su mujer Cristina no estaban allí. Vivían en Toledo y aún no habría llegado  la noticia de que habían amarrado en Sevilla.
Había coches tirados por caballos de la corona española que llevarían a los marineros a sus destinos, así que Pablo cogió uno hacia Toledo.


Tres días después Pedro había llegado a Toledo y fue a su casa a reencontrarse con su familia.Cuando llegó y abrió la puerta en su casa estaba instalada otra familia. Estos le explicaron que su mujer,Cristina se había mudado a otra casa junto a su nuevo marido.
Pedro no se lo podía creer, había emprendido este viaje para subir su condición social y la de su familia y había llegado a Toledo con dinero y fama, pero no tenía lo que más le importaba en aquel momento, su familia, por la que había hecho innumerables esfuerzos para traer dinero a casa.González emprendió camino para encontrar a su familia.


Cuando llegó se encontró con su hija Dorotea que estaba con unas sirvientas.
Dorotea era muy pequeña cuando su padre marchó y no se acordaba de él.
Se asustó y empezó a llorar hasta que llegó su madre, Cristina, con un niño pequeño que era su nuevo hijo, Emilio que había nacido hacía 3 meses.
Cristina no se lo podía creer, su marido había vuelto. Había oído rumores,años antes, de que habían naufragado todas las naos en las que iban Elcano  y Magallanes.
Una mujer sin marido en los tiempos que corrían estaba indefensa y desprotegida, ya que el marido era quien traía el dinero y la comida a casa y si no tenían uno se tenían que buscar la vida ellas solas.
Por estas, y por muchas otras razones, Cristina aprovechó la oportunidad de casarse con un noble y salir de la miserable vida en la que vivía con su hija.
Pero a pesar de las razonables aclaraciones de Cristina, Pedro aún no se creía lo que le había hecho su mujer.
Decidió marchar de Toledo y nunca se supo nada más de él.


Esta y muchas otras cosas ocurrieron durante la ausencia de los doscientos marineros que partieron junto con Magallanes y Elcano a dar la primera vuelta al mundo y establecieron nuevas rutas comerciales internacionales que permitieron mejorar la economía de Castilla.

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