miércoles, 27 de febrero de 2019

EL PRIMER DÍA

Yo soy Juan Ruiz, el navegador, por nadie conocido, que acompañó a Magallanes y a Elcano en su vuelta al mundo y que os va a contar todas las emociones del primer día de ese viaje jamás olvidado en la historia de la humanidad.

Era un día de mucho calor en Sevilla,Magallanes y yo estábamos los dos mirando
a la inmensidad del Guadalquivir mientras esperábamos a que llegase Elcano que estaba diciendo el último adiós a su família.

En el rostro de Magallanes veía una cierta angustia y tristeza por dejar para atrás sus dos patrias (España y Portugal) y sus seres queridos para embarcar en ese mar de emociones en el que nadie sabía lo que podría ocurrir.

Ver esa cara de tristeza me preocupa inmensamente porque pocos días después de que la corona española hubiera aceptado financiar el viaje Magallanes nos había confesado que iba a ser padre y que estaba dudando entre si iría o no. Él no quería abandonar a su mujer con un hijo que nunca podría reconocer a su padre pero la voluntad de realizar su sueño se antepuso y Magallanes decidió acompañarnos, sin embargo desde ese día nunca fue el mismo, la cara de felicidad con la que siempre nos había deslumbrado no volvió a aparecer, ahora tenía una cara de seriedad y rigidez  que nos estaba dejando a mi y a Elcano extremadamente preocupados.

Elcano había llegado, también con una expresión de desaliento que era muy similar a la antes vista por Magallanes pero con algunas lágrimas que venían del difícil adiós a su família. Salimos los 3 juntos en dirección al puerto donde nos estaban esperando centenas de personas para darnos ánimo y fuerzas para el difícil viaje que cada vez estaba más cerca de empezar, tras pasar la muchedumbre de personas nos fuimos en dirección al barco.

Una carabela idéntica a la utilizada por Cristóbal Colón 25 años antes en el descubrimiento de América , era una embarcación ligera, alta y larga con tres mástiles, sobre una sola cubierta. La carabela permitía transportar muchas mercancías, lo que hacía posible alimentar a la tripulación durante largas travesías, pero lo que más destacaba en ella era que en su exterior estaba decorada con retratos nuestros.

Estábamos entrando en el barco,cuando de pronto Magallanes nos dice que se había olvidado de su anillo en casa y que tendría que ir a buscarlo porque sin él no viajaría. Nosotros aceptamos que fuera y ,mientras tanto, entramos en el barco y nos acomodamos en él mientras esperábamos impacientemente por su llegada. Había pasado una hora y aún no había llegado nos empezamos a preocupar porque ambos sabíamos que él no estaba muy seguro del viaje y podría desistir.

Fuimos a su casa corriendo con miedo a que hubiera huido. Tocamos a la puerta alrededor de 10 minutos sin nunca recibir respuesta,decidimos entrar por la ventana. Al entrar vimos toda la casa vacía, no se veían muebles ni ropa y en ese momento nos dimos cuenta de que él se había ido con su família y que no vendría con nosotros.

Nosotros nos quedamos destrozados, habíamos perdido a nuestro capitán y también a un eterno amigo, pero eso no nos impidió de realizar el viaje… Por eso en el 10 de agosto de 1519 embarcamos Elcano, nuestro sueño y yo.  


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