Se me ocurrió esta idea en un domingo por la tarde. Una vuelta al mundo, la
primera vuelta al mundo,¿cómo será llegar a las indias
y después volver por Asia?
y después volver por Asia?
Estaba decidido, seré el primer hombre en hacer una vuelta completa al
mundo.
Me reuní con el rey de Portugal, este no se entusiasmó mucho y no me quería
dar su aprobación ni me iba a ayudar.
No sabía qué hacer, estaba determinado y seguro que sería un éxito este
viaje pero él seguía no queriendo ayudarme dándome los recursos necesarios.
Me marché, y me dirigí a España para encontrarme con el rey D Carlos I.
Después de la reunión salí feliz, había aceptado mi propuesta y me iba a
dar cinco naves y ciento cincuenta hombres para mi tripulación. Navegaría junto
a Sebastián Elcano, feliz estaba y nadie me sacaría esa felicidad.
Estaba decidida la partida para el
20 de septiembre y no podía esperar más.
*****
30 de marzo de 1520
Empezó como un día normal, me desperté, vestí mi vestido amarillo, ordeñe a
las vacas y salí al mercado, sin saber que me iba a cambiar la vida. Cuando
llegué al mercado todos hablaban de unas grandes sombras que se movían hacia
nosotros desde madrugada, unos decían que eran islas en movimiento, otros
sospechaban la existencia de grandes animales acuáticos en nuestra dirección, y
otros pensaban que los dioses habían mandado cargamentos desde los cielos. En
fin, se produció un gran alborozo en la plaza.
Las grandes sombras ya estaban más cerca y ahora podíamos ver que eran unas
naves. Esperé un poco vi las naves llegando y como toda la gente miraba y
felicitaba, tirando flores.
Me dirigí al café. Pasado un rato llegaron dos hombres muy rústicos
oliendo a mar, bien que necesitaban un baño. Hablaban de una gran aventura y de
lo que les esperaba, no paraba de escuchar su conversación y tanto me interesé
que les pregunté qué pasaba, y me explicaron de este viaje de hacer la primera
vuelta al mundo, y como amo el mar, el océano, la brisa salada, y me quede como
horas hablando con ellos.
Me contaban cómo partieron de Sevilla. También explicaban cómo los
marineros ya estaban con las esperanzas muy bajas y que querían desistir del
viaje porque creían que era una locura.
Al día siguiente también los encontré allí y fue como ya los conocía me
encantaron, y así fue por meses y meses. Ellos esperaban temperaturas bajas
para poder salir.
Y así llegó el quinto mes y me avisaron que se tendrían que ir, nunca me
había encantado oír y hablar sobre navegaciones y el mar salvaje.
Ya hace algún tiempo que buscaba una aventura y decidí ser espontánea, me
iba a zarpar al mar. Les propuse mi idea, les encantó, hice las maletas.
Y el 24 de agosto fue el día que mi aventura empezó, estaba entusiasmada fresca
y llena de entusiasmo.
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