jueves, 21 de enero de 2016

LA MANO DE UN PADRE


La mano cálida que me levanta
cuando parece que voy a caer.
La mano que, con ternura,
me sostuvo nada más nacer.

La mano firme que me empuja
a seguir siempre mi camino.
La mano firme que me ayuda
a escribir mi propio destino.

Es la mano firme de un hombre,
pero a la vez tierna de un padre.
Una mano que siempre inspira
a seguir, seguir adelante.

Es una mano que nunca  hiere,
nunca ha querido hacerme daño.
Es una mano que me explica a veces
historias que sucedieron antaño.

Es una mano que también ignora
por qué mentimos, por qué hacemos.
Es una mano que desconoce
el mundo en que nos perdemos.

Es una mano ya callosa
que ha vivido demasiado,
mas sigue siendo la de un niño
que vive en el pasado.

Es también una mano segura
que las ovejas ha guiado,
que de joven, siendo niño,
el campo ha arado.

Como a mí y a muchos otros
esa mano ha ayudado.
Tiempos fríos y lejanos;
ella nos ha apoyado.

Tierna, firme y cariñosa
es la mano de un buen hombre.
Tierna, firme y cariñosa
es la mano de mi padre.

A mi padre, con el amor de una hijakiugyliug           
                                                                                                                                        

1 comentario:

  1. Muy buen poema... y estoy totalmente de acuerdo contigo. La huella que nuestros progenitores deja en nosotros es indeleble... , por ello, haber tenido la suerte de que el azar nos ofreciera, en la figura de un padre, el aliento para 'ser' es la mayor fortuna.

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