Crónica de una muerte anunciada, es una novela policíaca del siglo XX que goza de un grado de complejidad bastante elevado, teniendo en
cuenta la dificultad de su trama, el orden en el cual se presentan los hechos y
sobre todo la complejidad del narrador, un narrador que puede aparentar en
algunos momentos ser de tipo omnisciente, pero que en realidad se trata de un
narrador interno.
En primer lugar, el narrador es interno porque en muchos
fragmentos de la obra, aunque no diga nunca su nombre, utiliza repetidas veces
el pronombre “yo” y también la primera persona refiriéndose a sí mismo como
participe en los hechos que narra, siendo así uno de los personajes de la
novela y por lo tanto, un narrador interno. Sirva de ejemplo cuando el narrador
en la página 11 dice <Yo lo sabía, y sabía además que guardaba las armas en
un lugar y escondía la munición en otro lugar muy apartado> o cuando en la
página 14 dice <Apenas aparecí en el vano de la puerta me confundió con el
recuerdo de Santiago Nasar>
En segundo lugar, podemos encontrar fragmentos en los que
el narrador narra los hechos en tercera persona, explica con detalle como lo
vivieron las personas del pueblo y como se sentían, adquiriendo así un aspecto
como si de un narrador externo omnisciente se tratará, pero que por el
contrario, al analizar bien el libro, nos podemos dar cuenta de que en realidad
se trata del mismo narrador interno de antes, uno de los personajes de la
historia, que unos años después de lo ocurrido está reconstruyendo los hechos
con la ayuda de la información recabada para el juicio del asesinato.
En conclusión, podemos confirmar lo dicho al principio,
que el narrador de la novela se trata de un narrador interno, al participar en
esta, aparte de narrar la historia.
Pau Serrano Catalán E4D
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